jueves, 28 de agosto de 2014

El Perfume, de Patrick Süskind

Título: El Perfume [Perfume: The Story of a Murderer]
Autor: Patrick Süskind
Publicación: Barcelona: Seix Barral, 1994

Argumento [de la edición de Seix Barral]:

Quizá los olores evoquen el privilegio de la invisibilidad. Antes del tacto, sucede el olor, como mensajero de una esencia que sabe desaparecer en el aire y ser agente de un gran poder. La seducción que despliega el olor es implacable: se instala en nosotros y sella su poderío en los tejidos de la memoria. Jean-Baptiste Grenouille tiene su marca de nacimiento: no despide ningún olor y por ello hace temer la presencia de algún demonio. Al mismo tiempo posee un don excepcional: un olfato prodigioso que le permite percibir todos los olores del mundo. Desde la miseria en que nace, abandonado al cuidado de unos monjes, Jean-Baptiste Grenouille lucha contra su condición y escala posiciones sociales convirtiéndose en un afamado perfumista. Crea perfumes capaces de hacerle pasar inadvertido o inspirar simpatía, amor, compasión... Para obtener estas fórmulas magistrales debe asesinar a jóvenes muchachas vírgenes, obtener sus fluidos corporales y licuar sus olores íntimos. Su arte se convierte en una suprema e inquietante prestidigitacion. Patrick Süskind, convertido en maestro del naturalismo irónico, nos transmite una visión ácida y desengañada del hombre en un libro repleto de sabiduría olfativa, imaginación y enorme amenidad. Su persuasión iguala la de su personaje y nos propone una inmersión literaria en el arco iris natural de los olores y en los turbadores abismos del espíritu humano.

Mi lectura:

"En el siglo XVIII vivió en Francia uno de los hombres más geniales y abominables de una época en la que no escasearon los hombres abominables y geniales. Aquí relatamos su historia". Así empieza una obra que empecé a leer estando muy, muy, muy perdida (porque pese a que me la habían recomendado mucho nunca me había preocupado de ver de qué iba) y acabé muy, muy, muy enamorada. Del autor, de las palabras, del estilo, de todo.

El lenguaje de este libro te lleva. El Perfume es lenguaje. Tiene una historia absolutamente fantástica, bien hilada y llevada, tiene ocurrencias dignas del mejor de los genios. Pero lo que a mi me llevó fueron las palabras. De hecho, alguna vez me gustaría poder llegar a leer esta obra en idioma original para ver hasta qué punto el traductor es un genio. Es todo, es cada frase, cada descripción, haciendo que no llegue a sobrar nada. Está fantásticamente escrito.

Nuestro protagonista, Grenouille (alguien que no es la clase de persona a quien llegas a querer y adorar, este supuesto "héroe" no es nuestro cariño lo que busca el protagonista precisamente, y sin embargo el autor nos relata la obra de forma en que llegamos a ser ciegos ante los peores de sus actos, aquellos que no se pueden perdonar jamás), busca su esencia perfecta a medida que avanza la historia y nosotros nos encontramos con una autor que nos regala su propia esencia.

De forma mecánica te vas atando a ese niño que nace sin olor y que precisamente dedica su vida a buscarlo, a buscar el olor perfecto, el perfume perfecto. Te llega a atar tanto que no puedes escapar del hilo de la historia. El autor sorprende una y otra vez a lo largo de la novela y sin embargo no rompe el hilo. Tiene la flauta mágica en sus manos y nos lleva como quiere.

Tiene elementos fantásticos pero no me atrevo a llamarlo fantasía. Tampoco es exactamente una novela histórica, aunque juegue en un período concreto de la historia. Vemos elementos filosóficos y religiosos, pero no pertenece a esa clase de novelas. Tampoco es una novela de terror, ni es un thriller, por mucho que tengamos un asesinato en la novela. Es una novela que navega entre géneros literarios sin llegar a encasillarse en ninguno. El surrealismo, el pensamiento, la ficción... Todo fluye a lo largo de las páginas de una forma casi perfecta en un libro que es, definitivamente, algo diferente.

Si de algo estoy segura es que el señor Patrick Süskind estará algún día en ese paraíso dedicado a los grandes autores. Mientras, leed su obra, porque lo merece. Es una locura maravillosa y adictiva.

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